🕉️ Yoga, gimnasia olímpica, circenses y saltimbanquis 🤸‍♀️

De un tiempo a esta parte me he fijado que en función de la red social que visitemos nos venden una idea distinta de lo que es el yoga. En Instagram tienden más hacia el yoga acrobático, el contorsionismo y las posturas propias de un artista del Circ du Solei, mientras en Facebook he llegado a ver auténticas disputas en grupos de yoga sobre lo que es y lo que no es.

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Lo unos dicen: El yoga es para estirar, ganar elasticidad, fuerza, para tener un cuerpo hermoso…y estos mismos, lo que piensan en su foro interno es: "Qué bello voy a salir en esta foto haciendo esta postura imposible que sólo gente especial como yo la puede hacer".

Los otros dicen: El yoga es meditación, es ir hacia dentro, es unión, es llevar ropa cómoda, es no presumir, es dejar el ego a un lado.

Cada grupo tiene su parte de razón, pero lo que yo he experimentado primero como alumna y después como maestra, es que esto no consiste en forzar ni a la mente ni al cuerpo.

Una vez acudió a mi centro una mujer que decía que ella quería apuntarse a yoga para hacer las mismas posturas que veía en Instagram. Inmediatamente pensé: "Has venido al lugar equivocado". En mis clases los ejercicios son los que se adaptan a las personas y no las personas las que se adaptan a los ejercicios. Con esto quiero decir que son enfocadas tanto para personas con movilidad reducida, como con lesiones, posoperatorios, cáncer, embarazadas, posparto; pero también para personas hiperlaxas, fuertes, equilibradas; para personas deprimidas, pero también alegres. Los ejercicios van siendo modificados en función de la fisionomía de cada persona para que se sienta a gusto ejecutando la asana o meditación.

Nunca he sido partidaria de forzar a nadie, y por otro lado siempre he animado a los alumnos que sé que pueden llegar a más. En eso consiste el yoga personalizado y terapéutico. Mi objetivo no es que las personas salgan de clase diciendo: "Y ahora me voy a hacer un álbum de fotos para subirlo a todas las redes" No. Las personas que acuden a mis clases salen diciendo: "Ay, me voy flotando". "Y ahora a casa a dormir", "No quiero volver a casa, ¿me puedo quedar aquí?", "Era lo que necesitaba", "¡Cómo echaba de menos esto!"; e incluso: "Ya no tengo ganas de matar a mi jefe" (Esta es la que más me gusta).

Cuando veo a profesoras y profesores enseñando por ejemplo la postura del cuervo a personas ya entradas en la tercera edad, me echo las manos a la cabeza cuando ni siquiera se molestan en pensar en cómo estarán los huesos de esas personas, si sus muñecas tienen artritis o artrosis y serán capaces de aguantar; si su musculatura abdominal será lo suficientemente fuerte para controlar el equilibrio, ect, etc. No es una apostura precisamente para principiantes, pero creedme cuando os digo que esto lo he visto: la maestra rodeada de ancianas que la miran como diciendo: "¿Qué quieres que haga qué?".

El otro día conocí a una mujer que acababa de pasar un cáncer de huesos y me decía que no podía volver al centro donde iba porque sabía que no podría hacer los ejercicios que hacía antes allí. Y yo me preguntaba ¿Cómo es posible que una persona tenga miedo a volver a clase de yoga? ¿A caso sus maestros no les adaptan los ejercicios? He llegado a tener veinte personas en una clase, de sexos, edades y patologías distintas: cáncer, hernias discales, meniscos rotos, condromalacia rotuliana, trocanteritis, codo de tenista, síndrome de túnel carpiano, fibromialgia, estenosis de canal, sordera parcial, hernias umbilicales, problemas de suelo pélvico; y la gran mayoría están en esa clase porque su médico se lo ha aconsejado. ¿En qué lugar quedamos los profesores de yoga si en lugar del arreglar al alumno le cogemos y le ponemos a hacer el arco, la rueda, invertidas sin saber nada sobre su tensión arterial o problemas de corazón?

Todos tenemos taras, incluidos los profesores. Todos tenemos nuestros puntos débiles y hay que respetarlos. Si alguien quiere hacer posturas exigentes y complicadas pueden apuntarse a talleres de circo, ¡que los hay! Pero tened en cuenta, por favor, que hasta los gimnastas olímpicos, circenses y saltimbanquis sufren lesiones y se tienen que poner en manos de un buen fisio y osteópata.

Y por último, vuelvo a repetir, lo importante es estar bien por fuera y por dentro.

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Un saludito a todos.

Namaste 🙏

Inma Martín del Campo